EL CONVIVIR CON MIS COMPAÑEROS

Reglas mínimas de convivencia para niños:
1 - Respetar a los demás.
2 - No molestar.
3 - Hacer amigos porque siempre es bueno
4 - Compartir y convivir en paz
5 -También no discriminar a la gente porque se siente mal.
6 - Ser bueno con la familia y ser respetuoso con los padres y los adultos.
7 - Convivir todos y que nos respeten como nosotros también lo respetamos.
8-  No insultar a nuestros compañeros.
9 - No insultar a la maestra.
10-No pelear

Como todas las facetas de nuestras vidas, la convivencia necesita un aprendizaje. Desde que somos pequeños estamos relacionándonos con otras personas, tanto en el ámbito familiar como en el colegio o el vecindario. Vamos aprendiendo una serie de normas que van a regir nuestras relaciones sociales.

Los niños suelen ser egoístas e intentan satisfacer sus deseos y caprichos en cada momento. Al tener contacto con otros niños es cuando tienen que acostumbrarse a ceder y no pensar solamente en ellos. Para poder convivir con los demás, empiezan a adquirir una serie de conocimientos y reglas, que proceden tanto de sus padres y profesores como del propio contacto con otros pequeños. Es lo que denominamos educación.

Este concepto de educación es fundamental en la convivencia y comunicación con nuestros semejantes, y no debe entenderse únicamente como una serie de normas y convencionalismos sociales que debemos utilizar al tratar con extraños o con personas que no pertenezcan a nuestro entorno más próximo. Por eso, también en el ámbito familiar o con nuestro grupo de amigos y compañeros, debemos aplicar conceptos tales como tener paciencia, saber escuchar, respetar las ideas y opiniones de los demás, hablar con respeto, etc.
 
- El respeto: Cuando establecemos cualquier tipo de comunicación con otra persona, la primera premisa es aceptar la dignidad de esta persona como tal, sin prejuicios ni discriminaciones, y entender que puedan tener pensamientos y opiniones distintos a los nuestros. Esto no implica que no podamos discutir o combatir estas opiniones, pero siempre respetando a la persona.

- La afabilidad: Entendiendo ésta como una actitud positiva en nuestra relación con los demás. Un ambiente de cordialidad facilitará nuestras relaciones con los demás pero si nuestra actitud es recelosa o indiferente, difícilmente nos llevará a una convivencia satisfactoria.

- La inteligencia: En las relaciones sociales, las buenas intenciones no son siempre suficientes. Cuantas veces hemos visto a personas que tienen el dudoso don de la impertinencia y molestan continuamente sin ser conscientes de ello. Para tratar con inteligencia a los demás, es importante saber escuchar e intentar conocer a la otra persona y, en caso contrario, saber callar en determinados momentos. Una persona socialmente inteligente sabe estar y comportarse con personas muy diversas, social y culturalmente, aunque haya tenido quizá menos formación en la infancia.

- La educación: Es una de las bases de una buena convivencia, y la podemos considerar como un compendio de los puntos anteriores.

- Los prejuicios: Estos implican una mala predisposición de antemano a la convivencia, lo que nos hará tener una actitud negativa ante los demás dificultando enormemente la relación. El prejuicio va en contra del respeto que cada persona merece.

- La intransigencia: Convivir con los demás supone un esfuerzo en conseguir puntos de acuerdo. Para ello, todas las partes deben ceder a menudo en sus posturas. Cuando alguien nunca está dispuesto a ceder, la convivencia no es posible, se podrá producir una relación de acatamiento o subordinación, pero nunca de auténtica convivencia.

- La falta de comunicación: "Hablando se entiende la gente" es un dicho popular realmente acertado a este respecto. Cuántas veces la falta de comunicación provoca situaciones difíciles en todos los ámbitos de nuestra vida, que podrían ser solventadas con una simple conversación.
El ritmo de la vida actual y la revolución en las comunicaciones han creado un doble efecto: por un lado, hemos aumentado la cantidad y diversidad de personas con las que nos relacionamos, pero por otro, la calidad de la relación entre las personas se ha hecho más superficial y más utilitarista.

La vida en las ciudades tiene como común denominador hoy en día la falta de tiempo. Las prisas y el estrés no son buenos aliados para la convivencia. La relación con nuestros vecinos, en muchos casos, se limita a un saludo de rigor y la convivencia familiar se resiente del cansancio de la jornada laboral.

Un tratamiento especial merece el impacto que la aparición de la televisión ha tenido en la convivencia familiar. La televisión no deja de ser un electrodoméstico más, cuyo objetivo es la información y el entretenimiento y que, usado en su justa medida, es de suma utilidad.

El problema es cuando este electrodoméstico no deja de funcionar durante todo el día y comienza a sustituir las conversaciones entre los miembros de la familia. Por ello, es recomendable apagar el televisor en los momentos de reuniones familiares y a la hora de la comida, para favorecer la comunicación familiar.

4. La Sinceridad
La sinceridad no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza…
Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto parece muy sencillo, pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Se utilizan las ‘’mentiras piadosas’’ para ocultar cualquier cosa que para nosotros es una tontería, pero que en realidad a la persona que mientes haces daño, y esta pequeña mentira que en un principio nos es nada se va haciendo más y más grande hasta que la verdad se acaba sabiendo y sorprendiendo a quien mientes.
La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra por medio de nuestras actitudes.
Cuando se aparenta lo que no somos (en la edad, trabajo, amistad…) se tiende a aparentar lo que no se es (más joven, inteligente, educados…) Si se descubre la gran mentira que nos han hecho creer se nos viene a la memoria el refrán: ‘’Dime de que presumes… y te diré de que careces’’ y entonces se produce una gran desilusión ya que se pierden las esperanzas de lo que la persona no es en realidad.
También indicar que ‘’decir’’ siempre la verdad con palabras es una parte de la sinceridad, pero también hay que ‘’actuar’’ acorde con la verdad.
Para ser sincero se necesita tener mucho ‘’tacto’’ y esto significa que cuando debemos decirle a una persona la verdad de lo que pensamos y esta verdad la incomoda debemos utilizar las palabras, las expresiones correctas ya que el primer propósito es ‘’ayudar’’ a esa persona, y esto es necesario para que la persona escuché y vea que lo que se la dice va con buenas intenciones y sin ánimo de ofenderla.
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la verdad a un amigo o a una amiga por ejemplo, el no decir la verdad no se puede justificar con no decirlo con el perder una buena amistad o por el concepto que se tiene de la persona.
La persona sincera siempre dice la verdad, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Ya que vernos sorprendidos mientras mentimos es más vergonzoso aún.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos con los demás y a la vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.
A medida que nos vamos haciendo más mayores, la sinceridad debe ir en aumento y debe convertirse en un elemento básico para vivir nuestra vida con auténtica plenitud y sinceridad.

5. ¿Que es el caracter o personalidad?
Carácter (psicología), conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento que se han adquirido durante la vida y que dan especificidad al modo de ser individual.
Junto con el temperamento y las aptitudes configura la personalidad de un individuo. Con esta noción se hace referencia a disposiciones permanentes, profundas y difícilmente modificables. La génesis y estructuración del carácter han sido objeto de diversas investigaciones y propuestas teóricas. Muy conocidas son las de Klages, Lersch, Wellek, Rothacker, Lewin y Freud. Todas ellas tienen en común la idea de que el carácter no se manifiesta de forma total y definitiva en la infancia, sino que pasa por distintas fases hasta alcanzar su completa expresión al final de la adolescencia. En cierto modo, y en tanto que aprendido, uno es responsable de su propio carácter; de ahí que el concepto se vea muchas veces teñido de una valoración moral (se ha calificado como bueno o malo) y haya sido objeto de reflexión en la educación.
Personalidad, pautas de pensamiento, percepción y comportamiento relativamente fijas y estables, profundamente enraizadas en cada sujeto.

6 comentarios:

  1. Me sirvió para la tarea XD gracias

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  2. el respeto a los compañeros debe de ser para toda la vida haci sean enanos o grandulones ostia tio deberia ser haci o no digais haber si estoy bien

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  3. :^ responde si viniste por la tarea

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    1. No vine por la tarea vine fue a ver los comentarios a ver q dicen ustedes

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  4. Me sirvió para compartir con mi familia y compañeros y también para la tarea XD

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